LOS GRANDES ELIGEN REY A WAMBA
Año 710 de la Era Hispánica.
Año 672 del Señor.
Francisco de Paula Van Halen. ¿?
¿?. ¿? x ¿?
Museo de la Rea Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid, España.
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Fue así que
el rey Recesvinto murió en Gértigos (actualmente Wamba (Valladolid) en honor del rey sucesor de Recesvinto) no dejó
hijos que le sucediesen, sus hermanos o por su edad o por otros respetos no
fueron tenidos por suficientes para suceder en la corona. Por donde los grandes
dignatarios civiles, militares y eclesiásticos se ajuntaron y por sus votos
nombraron por sucesor en el reino a Wamba, hombre principal y que tenía el
primer lugar en autoridad y privanza con los reyes pasados, demás que era
diestro en las armas y de juicio muy acertado; y tan considerado en sus cosas y
modesto, que en ninguna manera quería aceptar aquel cargo. Wamba, a quien el
brillo de una corona deslumbraba muy poco, se excusaba de que su edad era
avanzada; pedía con lágrimas no le cargasen sobre sus hombros peso tan grave.
Consideraba con su gran prudencia que las aficiones del pueblo son vehementes,
así bien son inconstantes y entre sí a las veces contrarias.
Como no
desistiese ni se allanase, cierto capitán principal, hombre denodado, con la
espada desnuda le amenazó de muerte si no aceptaba, por estas palabras:
"¿Por ventura será justo que resistas a lo que toda la nación ha
determinado, y antepongas tu reposo a la salud y contento de todos? En mucho
tienes esos pocos años que te pueden quedar de vida, que con esta espada, si a
la hora no te allanas, te quitaré yo y haré que pierdas la vida; por cuyo
respeto rehúyes de tomar esta carga, y con tu muerte mostraré al mundo que
ninguno debe, con color de modestia, tener en más su reposo particular que el
pro común de todos."
Doblegóse Wamba con estas
amenazas; pero de tal manera aceptó la elección, que no quiso dejarse ungir
como era de costumbre antes de ir a Toledo. Pretendía reservar aquella honra
para aquella ciudad, y con aquel espacio de tiempo entendía o que se mudarían
las voluntades de los que le eligieron, o se ganarían las de todos los demás de
guisa que no sucediese algún alboroto por la diversidad de pareceres. Con esto
partió para Toledo, donde a veinte y nueve de setiembre fue ungido y coronado
en la iglesia de San Pedro y San Pablo por el obispo Quirico que estaba cerca
de la casa real. Juró ante todas cosas por expresas palabras de guardar las
leyes del Reino y mirar por el bien común. –La crónica añade que en
aquel momento una abeja, que fue vista por todos los circulantes, se levantó de
la cabeza del rey y voló a lo alto, como señal de la futura felicidad de aquel
reinado–.